La rehabilitación de edificios supone un reto complejo de variable magnitud y complejidad orientado a recuperar la funcionalidad de un inmueble degradado. Se trata de mejorar sus características para devolverle la competencia en factores de confort y habitabilidad, seguridad, eficiencia energética o calidad estética, entre otros.
Es imprescindible que te pongas en manos de empresas especialistas en el sector y con amplia experiencia para obtener una evaluación técnica de calidad que establezca el estado general y el alcance de las tareas a llevar a cabo.
También resulta vital establecer cuáles son los mejores materiales constructivos a emplear en cada caso, junto con las técnicas más convenientes, para respetar la configuración original del inmueble.
Las actuaciones de rehabilitación van desde la remodelación completa del exterior de edificios hasta la sustitución de chimeneas, anclaje de losas, instalación de celosías, sellado, renovación de canaletas, trabajos en grietas…
Tras realizar el análisis técnico y el diagnóstico específico, se determinarán las secciones sobre las que resulta urgente actuar. A veces, no es que se haya descuidado el inmueble o se haya procedido a un mantenimiento negligente, sino que, sencillamente, se trata de edificaciones antiguas que necesitan un refuerzo profundo para evitar el avance de un deterioro natural.
Por otro lado, es esencial recuperar la seguridad de servicio en los elementos estructurales, asegurándose de su resistencia mecánica y estabilidad.
En muchas ocasiones, hay que intervenir un inmueble para reparación de la cubierta, acción que puede verse acompañada de una mejora de calidad de la envolvente mediante la incorporación de aislamiento térmico en el exterior. Al mismo tiempo, se puede optar por la instalación de dobles ventanas que supondrán un gran ahorro energético.
También puede ser necesaria la sustitución de instalaciones (de agua, de gas o eléctricas, entre otras), pues la obsolescencia, en este sentido, pone en peligro tu comunidad de vecinos por fugas de gases o posibles incendios debidos a cortocircuitos. En lo que respecta a las calderas, su desgaste puede suponer un empleo de combustible desorbitado debido a su baja eficiencia.
Si la rehabilitación de edificios va a precisar de trabajos verticales en altura, es trascendente que compruebes que la empresa que te va a prestar el servicio esté correctamente homologada y cuente con profesionales expertos y dispositivos de alta gama, debido a lo delicado de estas operaciones.
Otro factor susceptible de formar parte de una rehabilitación integral es la mejora de la accesibilidad en los edificios mediante la supresión de barreras arquitectónicas, acción tan necesaria y práctica para los casos personales de dificultad de movilidad, sobre todo para los vecinos de mayor edad. En este aspecto, puede convenir la instalación de un ascensor o la reestructuración de las escaleras existentes.
Igualmente, se pueden emprender acciones para mejorar el rendimiento energético como el empleo de energías renovables en el grado de lo posible, redistribuciones interiores para conseguir más luminosidad o instalación de sensores de presencia asociados a los sistemas de iluminación, entre otros.
Por último, debes tener en cuenta que la rehabilitación de tu inmueble no es una acción aislada que resolver independientemente, pues cada edificio forma parte indisoluble de un conjunto mayor cuya estética y equilibrio debes ayudar a preservar. En los cascos históricos es especialmente importante plantearse la proyección exterior y el impacto de la rehabilitación.
En definitiva, cuando se habla de rehabilitación de edificios se incluye una gran diversidad de motivos que llevan a la actuación profunda sobre un inmueble. Múltiples estudios sobre el sector confirman que la rehabilitación integral es mucho más eficiente y duradera que cualquier reforma parcial que puedas contemplar.
Es importante que te plantees que esta inversión, aun siendo, lógicamente, de mayor magnitud, estará amortizada a corto plazo, ayudándote además a cumplir los objetivos establecidos por la Directiva 2010/31/UE, que exige una mejora del 20 % en cuanto al rendimiento energético en los inmuebles para 2020.